Hablar de new Metal en nuestro país es sinónimo de “satanismo”. Asociado a las drogas, alcohol, sexo duro y lujuria extrema. Citar una lista de bandas en la escena local es en vano, el género fue discriminado y enviado al más allá por los géneros populares, que nuestro folklórico país exhibe con irremediable orgullo.
A diferencia del Nu Metal, el reggaetón se ha convertido en pasión, que corre por las venas de las desenfrenadas almas de eufóricos jóvenes, que olvidaron el verdadero valor de la música, o quizás nunca escucharon a un aclamado “Mozart”, un polémico grupo “Nirvana” o a los hermanos de Manchester “Oasis” que marcaron un hito en la esfera musical.
Hablar de géneros populosos es incitar a mucho más páginas y retrasos en el tema principal, el protagonista de la historia, el venerado y aceptado por esta vez el “Nu Metal”, conocido también como New Metal .
Los años 90 fueron una época maravillosa para el rock y virtuosa para el alternativo, pero definitivamente cautiva para el Nu Metal. Para ese entonces, en las pantallas de televisión peruana, en un canal 15 que apenas captaba la señal, aparecían grupos como: Libido, La Sarita, Madre Matilda, Cementerio Club, Mar de Copas, La liga del sueño y Dolores Delirio. Sin duda estas grandes bandas, captaron la atención de muchos jóvenes que acudían a sus conciertos por “la moda” ROCK NACIONAL. Empezaba a venderse a las bandas al extranjero, Libido llegó a MTV y las demás seguían su camino. Mar de Copas sin duda marcó leyenda al igual que Cementerio Club, no había fin de semana que no hubiera “tocada”, como si fuera una Hanna Montana, los jóvenes acudían a los centros culturales afanados y casi desesperados por oír a su banda favorita.
Lo cierto es que el Nu Metal cobraba vida, entraba a nuestro país con un impactante Korn, un sulfurante Deftones y un extremadamente voraz Limp Bizkit. Indudablemente los jóvenes rockeros empezaron a escucharlos , y en un dos por tres, se dejaban envolver por los sonidos estridentes y las mezclas sub urbanas que caracterizaba a este tipo de bandas.
Todo marcó la diferencia, fue un Big Bang musical, que separó a los jóvenes que escuchaban rock peruano y los que oían a las bandas de afuera, bandas que eran mucho más producidas, con cuentas en dólares , e instrumentos musicales que un grupo peruano no podía conseguir , ni siquiera en 10 presentaciones.
Esto originó una disputa en el público, un “estereotipo” mal puesto, una marca negra en los adeptos del New Metal. Las lenguas de los más recatados, consideraron al género como satanista, proveniente de Lucifer, Luzbel o el angel negro. Una irremediable mentira que muchos de los seguidores del género lo saben, pero que a la vez enfrentan, y que muchos de los intérpretes peruanos del género tienen que combatir, para ser considerados “músicos”.
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